miércoles, 1 de marzo de 2017

A risas con la muerte

Tanto tiempo y regreso inevitablemente de la mano de la muerte.
Quizá sea ella quién me sacó de mi letargo, quién me recordó una tarea olvidada, un anhelo escondido, un deseo marchitado.
Y es en ella en quién me detengo.
¡Qué fría...ausente a la vez que agobiante...descorazonadora a la vez que serena e inquieta...contradictoria sin remedio!...gris...o...bueno, no, amarilla. Sí, un amarillo insano, triste, lúgubre, mortecino, nunca mejor dicho.
Y la acompañamos a fuerza de risas, de chascarrillos y recuerdos burlones de otros tiempos, que yo imaginaba a la luz de los recuerdos que iba oyendo, y que se me antojaban mejores y merecedores de sana envidia.
¡Qué paradoja! Y supongo que por eso me llegó hondo, y a pesar de hacer ya varios días no se me olvida todo lo que me movilizó por dentro.
Cinco personas, tan solo cinco frente a ese tumulto incontable de otros tantos velatorios y ocasiones.
Riendo y recordando viejos tiempos con el alma henchida...
Mirando la muerte como oportunidad y no como castigo...
Son de esos contrasentidos tan especiales que te reaniman...
Es como despertar a la consciencia apagada...y, lo mejor, te devuelven Su aroma...

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