lunes, 9 de junio de 2014

Siempre es miedo

Una sonrisa, un deseo, un reto, una mirada, un gesto, mil caricias, tres mil besos,...
Una entrega, una esperanza, una mano amiga, una profundidad de ternura...
Un alma, un suspiro, un aliento, un consejo, una palabra, un silencio...
Una mano tendida, un susurro al oído, un abrazo de consuelo...
A cambio solo un reto.
En el medio el miedo...
¿Seré capaz? Yo creo que no, y ya ha vencido. 

domingo, 8 de junio de 2014

No es miedo

- ¿Miedo a qué?
- A fallar.
- Y si ya has fallado, ¿miedo a qué?
- A equivocarme
- Y si ya te has equivocado ¿miedo a qué?
- A volver a hacerlo
- Y si repites continuamente ¿miedo a qué?
- A hacer daño
- Y si ya lo haces, entonces ¿miedo a qué?
- Igual no es miedo. Es vergüenza. A ser yo, a que no le guste, a que se canse, a que le duela,
a que sea verdad, a que no lo sea, a dar la cara, a esconderme,
a vivir, a dejar de hacerlo, a la pura contradicción, o sea, a ser yo...

miércoles, 4 de junio de 2014

"La verdad os hará libres"

¿Podrá ser? ¿Algún día podrá ser? ¿Será mañana?
"La verdad os hará libres" pero ¿seré capaz yo de afrontarla?
Queremos verdad, buscamos verdad, pero no sé si quiero vivir en ella y afrontarla cuando sé que el resultado solo generará aún más malestar. Pero eso no es si no dejar de confiar una vez más.
¡Ay si fuera capaz, por una vez, por fin, algún día, quizá mañana!
La verdad, la verdad. ¿Y qué es la verdad?
¿Si realmente soy auténtica por qué me siento tan falsa y tan alejada de ella? ¿Por qué tanto miedo a afrontarla y asumirla? ¿Por qué no la quiero moldeando mi vida? Está claro no lo soy. Quizá algún día.
Y sí, es eso, siempre eso, miedo, y mucho miedo, a ella, a esa y quizá a todas.
Otro deseo más a la lista...y quizá algún día...la verdad sea que no me venza el miedo.

martes, 3 de junio de 2014

A pesar del hastío y el absurdo

Es raro el día que no te arrancan una sonrisa, de esas asesinas, que tanta rabia te da que te domine, pero que al final, pues sí, te controla. Ese momento en que sientes que la rebeldía será absurda o no, pero es la única respuesta que te nace, y que al final también ahogas porque sabes que será peor que la inacción.
Es difícil no olvidar el propósito y deseo de ser firme y fuerte ante los vaivenes. Pero también el deseo se corta, y la fortaleza no puede ser otra que la de dejarte golpear, y a eso no siempre estoy dispuesta.
Se me olvida con demasiada frecuencia la tercera manera de humildad que tan bonita es y tanto querría pero tan tan imposible se me presenta cuando es el amor propio el que sale herido o es el propio gusto y la propia comodidad la que hay que sacrificar para que pueda el deseo salir a flote y seguir adelante.
Da rabia ver que en tus manos los minutos pasan y no cambias ni un solo centímetro de la larguísima historia de recelos, temores y ganas de ser la protagonista de ese ansiado y maravilloso milagro que parece escaparse y hacerse eternamente perseguido y por tanto imposible.
Y sin embargo, lo sabes, lo sabes y lo deseas, y a pesar de todo, a pesar de la rabia, la impotencia y a veces hasta el desánimo ante tanta incoherencia ajena y propia, se mantiene. A pesar de la fuerza que te supone, o no tanta porque es fácil dejarse llevar por el momento gris y el desfogar cómodo y rápido, a pesar del hastío de ver que cada día no deja de ser reflejo del anterior, sientes que es y está. Es apenas un reflejo. Es pequeño. Es débil. Es discreto, muy discreto. Pero está. Y a pesar de todo lo sientes y lo sabes.
Lástima que no deje que aflore o que lo esconda con tanta arrogancia. Esperanza de que algún día germine y realmente pueda fraguarse ese deseo mantenido a pesar de los pesares y de las comodidades.
Dejarse...eso que cuesta tanto, arrancar y crecer...solo es dejarse, y a pesar de todo, quisiera...quiero...

domingo, 1 de junio de 2014

Sonreír al amor propio

Es difícil sonreír cuando se lleva un peso por dentro.
Es difícil la mirada tierna cuando el pesar va por dentro.
Es difícil entender cuando no sientes ese peso.
Y a veces se sonríe y se mira con ternura.
A veces no sabes si es falsedad o simplemente deseo.
Ganas de superar esa tristeza honda y lograr un respiro.
Y otras muchas es ese orgullo tonto el que sale a flote.
No sabes bien a qué se debe, ni por qué surge.
Dudas si tiene raíces o es pasajero.
No terminas de saber cuándo es su ausencia.
O cuando es su presencia marcando el paso.
No terminas de saber, pero sí sientes.
Sí sientes, y sientes un peso, una angustia.
Una presión que no se calma de cualquier forma.
Pero el deseo se mantiene, aunque cueste.
Y al final parece que afloja y tiene otra luz, aunque brille poco.
No, no es fácil, es rebelde y da bastante guerra.
Y ni siquiera es tristeza, ni pena, pero duele.
Te envuelve y te enreda, hasta que lo ves y lo expulsas.
Le sonríes porque no logra vencerte, aunque es hondo.
Es traicionero, pero es, y es amor propio.