Me resulta tan curiosa la naturaleza humana, esa grandeza y esa pequeñez al mismo tiempo.
En un minuto somos titanes y en treinta segundos nos volvemos hormiguitas. ¡Qué curioso es!
Nos creemos ser lo que somos tan firmemente que pareciera que ni un huracán puede movernos, "es lo que hay, es lo que soy y nada me va a cambiar", y cuando menos te lo esperas, no acabas de darte la vuelta y todo ha cambiado y tan radical que poco menos que te deja con la boca abierta.
Supongo que por eso es bueno revisar ideas, prejuicios, afirmaciones tajantes,...y dejar de ser... eso, tan tajantes.
También creo que tiene su sentido, el miedo muchas veces a que las cosas cambien, a cambiar y no reconocernos nos hace afianzarnos aún más en lo que conocemos. Pero ¿qué puede hacer más daño el pensar en cambiar o el cambiar cuando jurabas y perjurabas que no lo harías?
¡Ay la prudencia, virtud tan importante y a veces escasa!
En el fondo también yo temo el cambio y preferiría que eso que tanto me gusta fuese inamovible, pero no puedo evitar repetir y repetirme que lo hará, que ocurrirá, quizá con la esperanza de que después no sea tan repentino y duela algo menos.
Y es que es eso, de titanes a hormiguitas en apenas segundos...
En un minuto somos titanes y en treinta segundos nos volvemos hormiguitas. ¡Qué curioso es!
Nos creemos ser lo que somos tan firmemente que pareciera que ni un huracán puede movernos, "es lo que hay, es lo que soy y nada me va a cambiar", y cuando menos te lo esperas, no acabas de darte la vuelta y todo ha cambiado y tan radical que poco menos que te deja con la boca abierta.
Supongo que por eso es bueno revisar ideas, prejuicios, afirmaciones tajantes,...y dejar de ser... eso, tan tajantes.
También creo que tiene su sentido, el miedo muchas veces a que las cosas cambien, a cambiar y no reconocernos nos hace afianzarnos aún más en lo que conocemos. Pero ¿qué puede hacer más daño el pensar en cambiar o el cambiar cuando jurabas y perjurabas que no lo harías?
¡Ay la prudencia, virtud tan importante y a veces escasa!
En el fondo también yo temo el cambio y preferiría que eso que tanto me gusta fuese inamovible, pero no puedo evitar repetir y repetirme que lo hará, que ocurrirá, quizá con la esperanza de que después no sea tan repentino y duela algo menos.
Y es que es eso, de titanes a hormiguitas en apenas segundos...