martes, 30 de diciembre de 2014

¿Qué te falta?

El miedo está siempre presente, listo, preparado para lo que haga falta.
Y si alguien no tiene puede coger el que quiera porque nunca se echa de menos, nunca, nunca.
La esperanza también está presente pero suele ser más rezagada, o más discreta, menos resultona.
La confianza suele ser la gran ausente, siempre llega tarde, y cuando llega escasea. Se empeña en no estar nunca a la altura.
Las contradicciones aparecen y desaparecen haciendo honor a su nombre, a veces abundan y otras veces parecen dispersarse.
El coraje suele ser poco protagonista, a veces se encara, pero suele ir a su aire.
La fuerza es la gran invisible, no deja de estar, lleva todo adelante, pero se hace de desear en algunos momentos.
Las exigencias también revolotean y van y vienen, todo les sabe siempre a poco.
La ilusión es la que dice que estará pero luego alguna excusa se le presenta y acaba desapareciendo.
La nostalgia es a la que todos tratan de esquivar pero nunca lo consiguen y siempre regresa.
El esfuerzo es el motor de todo para que siga adelante y nadie acabe retrocediendo o perdiéndose en el camino.
La misericordia, el deseo, y sobre todo el amor, son los artistas que dan sus pinceladas, pero no quieren ser protagonistas por más que se les ruegue.
La sonrisa, la ira, la resignación, la dulzura, son aún más escurridizas y aparecerán o no según se les antoje.
Todo está listo, para arrancar un nuevo día, un nuevo año, ¿una nueva vida?
Y a ti ¿qué te falta?

Balances

Qué fácil resulta a veces leer en otras historias que no son la propia, y qué de experiencias y consejos se nos vienen a la mente. Sin embargo, cuando es la nuestra la que está en juego son demasiados los peros, los obstáculos, los enojos, los recelos, todo lo que impide ver esas salidas y esas opciones que en otros casos nos resultan evidentes.
Es curioso. No es que despreciemos el miedo ajeno, ni que nuestro miedo sea mayor ni más importante. Tampoco es que nos sintamos superiores ni creamos que somos más sabios o expertos. O quizá sí...
El caso es que nos inmovilizamos y nos sentimos anclar con tal fuerza que todo lo demás a lo sumo rebota en nuestra mente sin dejar demasiada huella y sin calar hasta el punto de creer que pueda merecer la pena.
Nadie nos comprende, nadie puede ponerse en nuestra piel, nadie nos conoce al cien por cien, nadie puede asimilar la complejidad de nuestros entresijos más profundos, nadie sabe realmente, nadie es capaz de vivir lo que estamos viviendo, nadie...Puede ser... o puede que no.
Cuántas veces son otros los que mejor leen nuestra historia, los que ponderan adecuadamente la magnitud de los hechos, de los temores y de las realidades, los que son capaces de ver a donde nosotros no llegamos, los que se atreven a confiar en nosotros cuando nosotros mismos no lo hacemos. Y cuesta tanto, tanto, confiar en ello... y yo no puedo dejar de repetirme ¿por qué cuesta tanto confiar en el amor? ¿Qué tenemos que perder? Si estamos sufriendo igual, entonces ¿qué sentido tiene? ¿Por qué no confiamos en aquellos que realmente se preocupan por nosotros, nos necesitan, nos valoran, nos quieren?
La eterna respuesta: el miedo. Sí, puede ser, pero creo que es más hondo, mucho más, y no consigo llegar hasta ello, porque solo el miedo no puede frenar a algo que es tan fuerte. O quizá sí...
Supongo que es tiempo de pensar y hacer balance con todo ello...

viernes, 26 de diciembre de 2014

Frustraciones

Es muy fácil creer que nuestra forma de hacer las cosas y de ver el mundo es la mejor. Pero no deja de ser mi forma y mi mundo. Cuando queda ahí no hay problema, pero cuando son otras las personas que se cruzan en el camino, las cuentas ya no cuadran. Querer que otro actúe en su mundo a tu manera, o que tú actúes en tu mundo a la manera de otro, suele costar muchos roces, y hasta discusiones y malos momentos. Y asimilarlo tampoco es fácil.
Dos meses desde la última entrada me han hecho ver lo difícil que se me hace asimilar lo que se escapa de las manos y sobre todo del control.
Ahora que toca hacer repaso... Ahora que toca hacer revisiones... parece que se hace algo más fácil.
Con lo sencillo que sería poder aceptar las cosas como son y vivir conforme a ellas. Ay si nos dejaran ¡qué de retoques más monos haríamos verdad! Pero lo curioso de la vida y de las circunstancias es que encima van cambiando y cuando crees que ya te has amoldado a algo llega otra cosa, o llega otro alguien y de nuevo mudanza...
Y a lo que están siempre con la maleta en la mano posiblemente no les cueste ni se les haga tan marcadamente difícil como a los que nos afincamos en nuestro territorio-sofá y nos da pavor tener que movernos, más cuando encima hace frío.
Al final por mucho pataleo o resistencia, si no es una cosa es otra, y hasta los virus más fastidiosos te cambian los esquemas y te hacen vivir los momentos de una forma muy diferente a la que pensabas.
Y es que de frustraciones la vida viene llena, precisamente para enseñar que vivirla no es una receta a repetir si no un continuo cambio de planes en el que si te aferras demasiado no sales de los malos ratos.
¡Ayy con lo poco que costaría si se tuviera tan claro siempre! Pero no, entonces no tendría gracia por lo visto...Al menos me queda el derecho al pataleo...

viernes, 31 de octubre de 2014

Va de corrupciones

Cuando nos empeñamos en maquillar a un muerto, puede parecer cualquier cosa, pero no deja de estar muerto, muy muerto.
Lo mismo creo que ocurre cuando nos dedicamos a poner parches y hacer juicios pasajeros de lo que realmente huele a muy podrido.
No sé qué está pasando, pero está pasando y lleva tiempo. Quizá habría que aplicar aquello de "quien esté libre de pecado que tire la primera piedra", o será que soy yo la única que es, y que conoce a muchos, "corruptos", que alguna vez se han escurrido del IVA, que tratan de ganar, o perder un poco menos, y sobre todo de engañarse pensando que eso es lo mejor, y lo que hace "todo el mundo". Desde luego que si encima muerdes la mano que te da de comer ya...
Pero a mí todo esto me suena a que hay algo más que se tambalea, hay algo más que revisar, hay mucho más de fondo. ¿O es que solo es cuestión de cantidades? ¿Qué es lo que realmente queremos, qué es lo que realmente vemos bien, qué es lo que realmente buscamos? ¿Qué estamos enseñando a las generaciones del mañana?
Acaso, ¿todo vale? Rechazamos pero hacemos, criticamos pero imitamos, negamos y a la vez afirmamos... Contradicciones, unas tras otras, antes se veían un defecto, ahora hasta en los anuncios se presume de ellas. ¿Queremos y no podemos, podemos y no queremos?
¿Qué nos pasa? ¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde queremos ir?
Ojalá algún día ganemos a las contradicciones que tanto daño hacen... Ojalá sea pronto...

Olor a santidad

Estar convencida de algo y que al mismo tiempo cueste tanto creerlo.
Pura contradicción, para variar.
Sabes que es la bienaventuranza, sabes que es la manera. Y sin embargo cuando la estás viviendo y sintiendo ahí comienzan los millones de dudas y pegas.
Oferta para todos...pero al final ¿realmente la quieres?
Suena a ñoño, suena a añejo, fuera de órbita, imposible, irreal...
Y sabes que no lo es, lo ves, lo quieres, lo deseas...o al menos eso crees...
Y cuando llegan el desencanto, la injusticia, las lágrimas, entonces ya no lo quieres...
Finales de octubre, principios de noviembre...tan a imposibles huelen...
Al final será posible...al final...o eso espero... 

lunes, 13 de octubre de 2014

Cuestión de comienzos

Mucho tiempo ha pasado...mucho tiempo...y todo de nuevo comienza...
Pero ¿en referencia a qué? ¿Mucho tiempo es un año? ¿Mucho tiempo son meses?
Mucho tiempo es una era, pero días, años, una vida, ¿es eso mucho tiempo?
Y todo comienza...Pero ¿comienza el qué? ¿No es el camino el mismo? ¿No es la misma vida? ¿La misma espera? ¿La misma lucha, la misma entrega?
Cuando se abusa de tópicos, cuando se genera el abuso de lo cotidiano llevado al absurdo, no todos soportan el mismo ritmo, no todos le encuentran sentido, y puede que muchos se queden en el borde del camino buscando su hueco para continuar dejando sus huellas en él.
Son muchos los que se embarcan, pero no todos. Y son muchos los que, aún embarcándose, sonríen y les llena, pero no todos... Y por esos no todos escribo yo.
Por el que vive aunque no entienda. Por el que se espanta y se lamenta.
Por el que lucha aunque le duela. Por el que espera aunque no le esperen.
Por el que cree aunque en él no crean. Por el que duda, aunque no se atreva.
Por todos los que de los grandes proyectos se quedan fuera. Por ellos, por mí, por los que sueñan...
Un sueño diferente, una mirada distinta, una semilla que sí que brote, aun cuando tarde muchos años en mostrarse...
Un comienzo distinto, desde lo que no tiene fin y nunca se para. Desde el que cree estar empezando y el que cree estar perdido en el trayecto...

sábado, 6 de septiembre de 2014

Fracturas

¿Cuánto duele romperse algo? ¿Acaso se puede calcular el dolor?
Quizá sí, científicamente, pero la experiencia del día a día es que el dolor es mucho, y pesa mucho.
Cuánto sea ese mucho, la raíz de ese mucho...pues depende. Desde el dedo pequeño de un pie a una herida abierta de una operación, desde un golpe a un hueso roto, ¿qué no nos duele?
Y quizá lo que más duelan sean las heridas internas... Sentir que te rompes por dentro, sentir que se desgaja algo de tu ser, sentir que la vida se parte en dos y el alma se tambalea hasta no poder más...
Y ¿por qué? Pues a lo mejor ni lo hay, ni hay un motivo, ni aparente ni tangible. O puede haber tantos...
A cada cual le duele el suyo como lo que más y a veces hasta cuesta ver el dolor de otros...
Y hay tantos dolores de tantos otros!!!... Hay tantas fracturas en la humanidad...Tantas heridas abiertas, tantos sufrimientos que parecen irremediables, tanto dolor...
Y al final,... a cada cual nos duele el nuestro...
Pero agradecemos cuando una mano, amiga o no, nos ayuda a soportar esa carga, nos sonríe liberando esa amargura de nuestro rostro, nos espera o nos alienta en un paso difícil, o simplemente está silenciosamente borrando la aparente soledad que aumenta el peso del dolor...
Ser mejores, ser felices, triunfar...grandes metas... a veces creo que me conformaría poder cambiar la impotencia mía por ser pequeño oasis...

jueves, 14 de agosto de 2014

Identidad y familia

Hoy resuena en mi mente una noticia que no consigo, ni creo que consiga nunca asimilar. Me parece tan increíble e inconcebible que lo que eres, lo que sientes, lo que vives, pueda chocar tanto, tantísimo con aquellos con los que quisieras vivirlo y compartirlo hasta el punto de esos extremos!!
Lo que eres, tu identidad, tu ser, lo que te configura, es tan amplio, son tantas cosas, es tal el abanico, que reducirte solo a un aspecto de ellos es sumamente triste, pero en este caso sumamente cruel.
Y los tuyos, tus cercanos, tus más prójimos, los que a veces puedes hasta venerar porque son los que te han dado la vida, que se vuelvan tan sumamente extraños, y unos agresores para ti y para tu vida...
¿Hasta dónde puede llegar la ignorancia, la ceguera, las...peores de las enfermedades de la mente...el miedo y el odio? ¿Hasta cuándo estas cosas, tan seguramente comunes por desgracia aunque sean desconocidas?
¿De qué hablo? ¿Cuál era la noticia?: Un chaval que por ser gay ha sido empapado en gasolina por sus padres y ha salvado la vida gracias a los vecinos... ¿hasta cuándo o cómo será el resto de su vida?... 

lunes, 28 de julio de 2014

Instinto...que cambia

Me resulta tan curiosa la naturaleza humana, esa grandeza y esa pequeñez al mismo tiempo.
En un minuto somos titanes y en treinta segundos nos volvemos hormiguitas. ¡Qué curioso es!
Nos creemos ser lo que somos tan firmemente que pareciera que ni un huracán puede movernos, "es lo que hay, es lo que soy y nada me va a cambiar", y cuando menos te lo esperas, no acabas de darte la vuelta y todo ha cambiado y tan radical que poco menos que te deja con la boca abierta.
Supongo que por eso es bueno revisar ideas, prejuicios, afirmaciones tajantes,...y dejar de ser... eso, tan tajantes.
También creo que tiene su sentido, el miedo muchas veces a que las cosas cambien, a cambiar y no reconocernos nos hace afianzarnos aún más en lo que conocemos. Pero ¿qué puede hacer más daño el pensar en cambiar o el cambiar cuando jurabas y perjurabas que no lo harías?
¡Ay la prudencia, virtud tan importante y a veces escasa!
En el fondo también yo temo el cambio y preferiría que eso que tanto me gusta fuese inamovible, pero no puedo evitar repetir y repetirme que lo hará, que ocurrirá, quizá con la esperanza de que después no sea tan repentino y duela algo menos.
Y es que es eso, de titanes a hormiguitas en apenas segundos...

No puede ser fe

¡Qué me cuesta entender que se mate por fe!
No es que yo me considere mejor, ni mucho menos, y precisamente por eso es que no lo entiendo.
Yo que dudo de mí misma cuarenta veces por día, yo que solo tengo claro que Dios existe en mi vida, pero me trastabillo con todo lo demás por muy claro que pueda tenerlo en otros momentos. Yo que soy la inseguridad con patas... precisamente por eso me cuesta tanto tanto entender que se tengan las ideas tan sumamente rígidas, claras y seguras como para llegar a extremos que claman realmente al cielo.
Y más cuando me pregunto, planteo y cuestiono tantas cosas...
La religión es otra cosa, pero la fe...
Al final acabo pensando que no es cuestión de fe.
Seguramente es un juicio injusto, puede ser, pero de otra forma no me cabe en la cabeza ni que se bombardee, ni que se provoque a ello, a niños pequeños y a tantas personas inocentes.
No puedo creer que por fe se renuncie a lo más básico. Me niego a creerlo.
Creo que hay más de orgullo, de cerrazón, y de inseguridad que de otra cosa.
Y seguro que me estaré equivocando, cómo no, por qué no, pero me niego a una fe que en lugar de dar vida la siega de un tajo, sea de quien sea.
La fe tiene que ser otra cosa, es otra cosa. La fe entiende de dudas, de incertidumbre, de reparos, de intentos, de perdón, de camino, de encuentro, de apoyo, de búsqueda, de luz,... pero no de muerte, no de tortura, no de masacre, no de vacío forzado, no de horror.
Al menos esa...es mi fe. 

viernes, 18 de julio de 2014

Calor de verano

No siempre es imposible cambiar de opinión. Cuantos años considerando el verano la mejor estación. Está claro que sí por lo que supone, vacaciones, relax, desconexión, tranquilidad... Pero cuando el calor aprieta, la desidia se apodera, la pereza abunda, y los insectos desagradables revolotean...parece inevitable considerar más agradables esos comienzos de otoño cuando el frío aún no aprieta, o esos finales de invierno cuando aún la primavera no florece. Quizá recordar esos paseos fresquitos, esa calma ambiental, tan lejana en estos momentos, hace añorarla. Ahora, cuando aprieta bien el termómetro y cuando lo más sensato en la mayor parte de las horas del día es estarse a buen resguardo y no moverse lo más mínimo, no queda de otra que soñar con el oasis de otras horas, de esas ya en penumbras que permiten el encuentro, las palabras amigas, el recuerdo y el refresco del alma. Ya que hasta el sueño se ve perturbado y esas ganas horribles de dormir durante el año que pensabas que ibas a poder saciar en verano...pues no, tampoco se cumplen, y los desvelos son demasiado frecuentes.
Será cuestión de cambios, de óptica o de vida. Hay que amoldarse a todo, bueno y malo, pero también desamoldarse...y el calor y sus sofocos también lo recuerdan...

jueves, 17 de julio de 2014

Va de ausencias

Dice el refrán que "hambre que espera hartura no es hambre ninguna".
Y supongo que lo mismo o similar debería ser aplicable a las ausencias. No deberían doler, ni deberían desesperar cuando se sabe bien que el regreso está cercano y la recompensa próxima y definitiva.
Sin embargo no siempre se tiene esa clarividencia para poder mantener la serenidad y la calma.
Hay momentos en los que todo te falta, incluso tú misma. Ni siquiera te reconoces, ni siquiera sabes qué es lo que te falta, pero, eso sí, te falta. Supongo que algo, o mucho, tiene que ver con el control, con la capacidad de ser tú quien moledee todo a tu propia medida, y cuando sientes que eso así no sale, que te desbordas, que desaparece el horizonte, y que incluso tú te pierdes, las ausencias pesan y pesan más que nunca, por más certeza que puedas tener del regreso y de la recompensa.
Mantener la calma, no escuchar a las sensaciones, no hacer caso...las recetas. Pero la realidad se vuelve tan gris que ninguna receta en pleno embrollo parece quedarse en tu mente para poder aplicarla.
Resultado: no puede ser otro que la desconfianza, la desilusión, la desgana, la falta de fe y de esperanza y sobre todo olvidar todo lo bueno, no conseguir recordar tanta magnificencia de otros tiempos. Te vuelves descreída y nada parece ser motivo de crédito, ni las palabras, ni los alientos, ni mucho menos los recuerdos, tan nítidos otras veces y que se desvanecen en tales momentos más que nunca.
¿Cómo entonces salir de ello? ¿Cómo vuelve la calma?
Pues no lo sé. Al fin y al cabo las recetas tienen su parte sabia y todo acaba pasando. Pero al no hacerles caso pues con un dolor y una pesadumbre demasiado enormes.
Eso sí, al final se pasa. Como cualquier otra ausencia, y quizá esta aún más, llega a su fin y "la alegría vuelve a gobernar tu vida", y cuando menos te sientes torpe, boba por no haber creído, por no haber confiado, por no haber esperado, por no haber sido firme en la tormenta, cuando sabes, porque lo sabes, que después de la tormenta, siempre llega la calma...


sábado, 12 de julio de 2014

Desde que te conocí

Desde que te conocí no me atreví a abrir los ojos por miedo a estar soñando. Y ahora a veces me gustaría que fuera un sueño.
Fuiste abriendo paso y poco a poco ganando terreno, un terreno vedado tal vez, y que ahora muchas veces siento haber perdido.
Me fui entregando poco a poco a esa ilusión que parecía débil y quebradiza y que ganó fuerza con cada aliento. Y ahora se me hace demasiado fuerte para vencerla.
Y es que el amor llega y cuando menos lo esperas el dolor se hace presente y el miedo se hace dueño y yo siempre tengo miedo.
A mis años saber que la inseguridad se hace perpetua no es nada agradable. Y hay momentos en los que quisiera huir de ella y de todo.
Pero finalmente la razón, esa baldía, vana, absurda y enredada en recovecos sin sentido, se desvanece toda, y ni el tiempo ni el pasado, ni el futuro ni nada, pueden verse ya con los mismos ojos y de la misma forma.
Te haces necesario, como fiel escudero de aquél que tanto se oculta pero que todo mueve.
Gracias por ello, gracias por todo. Cambiar de óptica no es fácil, y duele, y desconcierta, y me da miedo, y me estanco, y seguiré haciéndolo, pero espero que con vosotros a mi lado...porque ya...no puedo estar sola...

Injusticia en el vacío

Qué triste es sentirse abandonada, desvalida, sola, vacía...
Pero no duele tanto ese vacío como la propia injusticia.
Yo también abandono, yo también dejo, yo también desaparezco.
Y acabo sintiendo ese dolor infernal que te hace querer huir irremediablemente de todo.
Querer escapar y no regresar jamás a nada conocido precisamente porque ya sabes a qué sabe, a qué suena, a qué duele. Y sientes que te controla, te domina, y no puedes salir de ello, solo lloras y lloras.
Y acusas. Acabas acusando y atacando a quien según tú podría o debería salvarte, en lugar de agradecer que cualquier cosa que recibas mucho es porque nada mereces.
Y del abandono pasas a esa injusticia que aún te envenena más porque no te deja olvidar lo poco que vales, lo poco que vale la falta de agradecimiento, el reconocimiento y la gratitud a todo aquello que has encontrado y que no merecías.
Milagrosamente afloja, y menos mal porque llega un momento que hasta crees ahogarte en tus propias lágrimas y en tu propia desesperación, y que nada cambia, que nada se inmuta ni lo más mínimo, que ahí sigues y seguirás de por vida. Hasta que por fin, algo hace que afloje. Es Él, está claro. Pero hasta en eso te extraña, desaparecido tanto tiempo, sin dejar ni un solo hueco ni una sola señal y sin parecer que fuera a hacerlo. Al final cuando la misma vida se te escapa en cada suspiro, el resuello vuelve a tu cuerpo y el aliento recobra la calma. No es que la tristeza se vaya, no es que todo se diluya en la nada, pero algo es diferente, algo es distinto y se ve con otra mirada que si no de esperanza aún, al menos suena a resignación o respiro.
Al final la injusticia te gana, todo aquello que soltaste y que sentías tan hondamente, ahora lo ves diferente, y te da rabia una vez más ser la marioneta en las manos de un vendaval de emociones que te dominan y que ni por asomo tú puedes controlar. Ni sabes cómo, ni sabes cuándo, ni siquiera por qué, pero aparecieron, y también sabes que seguirán al acecho tratando de cargarse lo más preciado. La esperanza, que no lo logren. Mientras tanto, el eterno gracias.  

lunes, 9 de junio de 2014

Siempre es miedo

Una sonrisa, un deseo, un reto, una mirada, un gesto, mil caricias, tres mil besos,...
Una entrega, una esperanza, una mano amiga, una profundidad de ternura...
Un alma, un suspiro, un aliento, un consejo, una palabra, un silencio...
Una mano tendida, un susurro al oído, un abrazo de consuelo...
A cambio solo un reto.
En el medio el miedo...
¿Seré capaz? Yo creo que no, y ya ha vencido. 

domingo, 8 de junio de 2014

No es miedo

- ¿Miedo a qué?
- A fallar.
- Y si ya has fallado, ¿miedo a qué?
- A equivocarme
- Y si ya te has equivocado ¿miedo a qué?
- A volver a hacerlo
- Y si repites continuamente ¿miedo a qué?
- A hacer daño
- Y si ya lo haces, entonces ¿miedo a qué?
- Igual no es miedo. Es vergüenza. A ser yo, a que no le guste, a que se canse, a que le duela,
a que sea verdad, a que no lo sea, a dar la cara, a esconderme,
a vivir, a dejar de hacerlo, a la pura contradicción, o sea, a ser yo...

miércoles, 4 de junio de 2014

"La verdad os hará libres"

¿Podrá ser? ¿Algún día podrá ser? ¿Será mañana?
"La verdad os hará libres" pero ¿seré capaz yo de afrontarla?
Queremos verdad, buscamos verdad, pero no sé si quiero vivir en ella y afrontarla cuando sé que el resultado solo generará aún más malestar. Pero eso no es si no dejar de confiar una vez más.
¡Ay si fuera capaz, por una vez, por fin, algún día, quizá mañana!
La verdad, la verdad. ¿Y qué es la verdad?
¿Si realmente soy auténtica por qué me siento tan falsa y tan alejada de ella? ¿Por qué tanto miedo a afrontarla y asumirla? ¿Por qué no la quiero moldeando mi vida? Está claro no lo soy. Quizá algún día.
Y sí, es eso, siempre eso, miedo, y mucho miedo, a ella, a esa y quizá a todas.
Otro deseo más a la lista...y quizá algún día...la verdad sea que no me venza el miedo.

martes, 3 de junio de 2014

A pesar del hastío y el absurdo

Es raro el día que no te arrancan una sonrisa, de esas asesinas, que tanta rabia te da que te domine, pero que al final, pues sí, te controla. Ese momento en que sientes que la rebeldía será absurda o no, pero es la única respuesta que te nace, y que al final también ahogas porque sabes que será peor que la inacción.
Es difícil no olvidar el propósito y deseo de ser firme y fuerte ante los vaivenes. Pero también el deseo se corta, y la fortaleza no puede ser otra que la de dejarte golpear, y a eso no siempre estoy dispuesta.
Se me olvida con demasiada frecuencia la tercera manera de humildad que tan bonita es y tanto querría pero tan tan imposible se me presenta cuando es el amor propio el que sale herido o es el propio gusto y la propia comodidad la que hay que sacrificar para que pueda el deseo salir a flote y seguir adelante.
Da rabia ver que en tus manos los minutos pasan y no cambias ni un solo centímetro de la larguísima historia de recelos, temores y ganas de ser la protagonista de ese ansiado y maravilloso milagro que parece escaparse y hacerse eternamente perseguido y por tanto imposible.
Y sin embargo, lo sabes, lo sabes y lo deseas, y a pesar de todo, a pesar de la rabia, la impotencia y a veces hasta el desánimo ante tanta incoherencia ajena y propia, se mantiene. A pesar de la fuerza que te supone, o no tanta porque es fácil dejarse llevar por el momento gris y el desfogar cómodo y rápido, a pesar del hastío de ver que cada día no deja de ser reflejo del anterior, sientes que es y está. Es apenas un reflejo. Es pequeño. Es débil. Es discreto, muy discreto. Pero está. Y a pesar de todo lo sientes y lo sabes.
Lástima que no deje que aflore o que lo esconda con tanta arrogancia. Esperanza de que algún día germine y realmente pueda fraguarse ese deseo mantenido a pesar de los pesares y de las comodidades.
Dejarse...eso que cuesta tanto, arrancar y crecer...solo es dejarse, y a pesar de todo, quisiera...quiero...

domingo, 1 de junio de 2014

Sonreír al amor propio

Es difícil sonreír cuando se lleva un peso por dentro.
Es difícil la mirada tierna cuando el pesar va por dentro.
Es difícil entender cuando no sientes ese peso.
Y a veces se sonríe y se mira con ternura.
A veces no sabes si es falsedad o simplemente deseo.
Ganas de superar esa tristeza honda y lograr un respiro.
Y otras muchas es ese orgullo tonto el que sale a flote.
No sabes bien a qué se debe, ni por qué surge.
Dudas si tiene raíces o es pasajero.
No terminas de saber cuándo es su ausencia.
O cuando es su presencia marcando el paso.
No terminas de saber, pero sí sientes.
Sí sientes, y sientes un peso, una angustia.
Una presión que no se calma de cualquier forma.
Pero el deseo se mantiene, aunque cueste.
Y al final parece que afloja y tiene otra luz, aunque brille poco.
No, no es fácil, es rebelde y da bastante guerra.
Y ni siquiera es tristeza, ni pena, pero duele.
Te envuelve y te enreda, hasta que lo ves y lo expulsas.
Le sonríes porque no logra vencerte, aunque es hondo.
Es traicionero, pero es, y es amor propio.

jueves, 8 de mayo de 2014

Acercándose al final

Cuando termina una etapa, termina un camino.
Y qué ganitas de que llegue ese momento, ese día.
Pero también cuando llega qué temido,
porque de algún modo se comienza de nuevo.
Nuevos retos, nuevos mitos, nuevos inventos.
También nuevas ilusiones, y también reparos.
A no estar a la altura, a no contar sencillamente.
A que todo sea de otro, a que nada de ti quede.
Pero aún así, cuando algo se termina, se saborea y se espera con más ansia.
Espíritus nobles pero a veces perdidos,
sienten que el camino se estrecha,
o hasta desaparece, y el cansancio se acumula.
Espíritus miedosos, se escandalizan y hasta dudan.
Los aventureros sueñan, se lanzan, y ni preguntan.
Los profetas de presagios, ya sean buenos o no tanto,
se dedican a ir sobre los demás rondando.
Los que sueñan a veces caminan, otras se quedan estancos.
Los felices, por ingenuos, planean y planean.
Al final a nada llegan, o sí pero por otros, aunque siempre planean.
Los vagos, que también los hay, emborronan, y hasta copian,
tachan o reproducen, lo que su tinta no es capaz de guardar,
queriendo que un resto de sí mismos quede en algún lugar.
Unos corren, otros vuelan. Otros se despistan.
Otros simplemente se deleitan, y cuando quieren acordar,
ni recuerdan el camino ni el siguiente paso a dar.
Todos andan, todos pasan, unos lentos, otros más.
Y si no fuera por el camino, con sus piedritas y sus respiros,
si no fuera por el suelo y hasta el paisaje,
creeríamos estar fijos volviendo una y otra vez a comenzar.
Se acerca el final de la etapa.
Sólo tú la puedes andar, y sólo Tú, la puedes guiar. 

Querer y no poder

A veces sientes que quieres y no puedes. O quizá no sea tanto no poder como no estar dispuesta.
Es tan fácil a veces de palabra, de deseo, y sé que eso es suficiente.
Pero luego resuena todo lo contrario, la voluntad y el esfuerzo, el reconocimiento y el mérito.
Pero no, no fue esa la promesa, no fue esa la esperanza. Al contrario aliento en la persecución y fortaleza en la debilidad. Y creerlo no parecía difícil... Desearlo tampoco...
Pero imaginas una fortaleza que te hace brillar a pesar del malestar, y sí es así.
Pero cuando imaginas el final creías que sería uno triunfal y bonito en el que los laureles que te esperan son la humillación y el desconcierto de los que te perseguían. Y ahí ya no.
Qué difícil creer que se puede vencer cuando tus perseguidores salen victoriosos.
Qué difícil creer que estás siendo fuerte a pesar de que te apaleen a cada paso.
Y sabes que es posible, lo has visto, y hasta lo has vivido...
¿Por qué no entonces seguirlo ciegamente? Pues por el contagio, contagio de ese voluntarismo arraigado y pegajoso que se te mete dentro y no te deja ver.
Porque al final, si no te dejas, si no confías, no deja de ser, como siempre, como todo, un querer y no poder. 

domingo, 4 de mayo de 2014

A la sombra de la conveniencia

Conveniencia...de esas palabras que recuerdas desde pequeña y que sonaba tan tan fea.
Parecía que todo lo que era "por conveniencia" tenía un fondo egoísta y malo del que había que huir como de la peste.
Y quién sabe, igual llevábamos razón al pensarlo así entonces.
Pero de esas cosas que cambian y ahora se vuelve importante, lo que conviene.
Tanto que a veces creo que manda más que mi propia voluntad, o quizá es que quiera amoldarla a ella.
Por conveniencia se dicen, o no se dicen, palabras que piensas, o gestos que callas.
Porque no conviene no haces lo que crees que sería mejor o deberías.
Porque no conviene cierras los ojos porque no quieres herir, hacer daño, y tantas otras cosas olvidando que no es tu vida si no la de otros y por tanto ellos los que deben decidir.
Convenía que fuera así, o quizá es que aún conviene...
¡Ayy ese trasfondo egoísta que quizá sigue presente por más que trates de querer superar!
¡Ayy si pudiera saber qué es lo que realmente conviene y no ser la veleta que gira según el viento sopla!
Pero al final, a pesar de los deseos, lo que no conviene no se dice, o lo que conviene es lo que manda, aunque duela, aunque no te guste, aunque no lo quieras.
Si desapareciera esa conveniencia igual hasta el egoísmo escondido quedaría al aire para desenmascararlo incluso. Pero duele, y como todo lo que duele, al final parece que conviene dejarlo a la sombra...

Va de cruces

Una sonrisa, una mirada, un gesto.
Pueden decir tanto...o pueden esconderlo.
Nacer para morir, quién quiere eso...
Y se nos olvida que eso es la cruz,
Se nos olvida que ese es el deseo.
Es curioso, no deja de serlo.
Es centro de todo, de jarana, algarabía.
Es recuerdo en todo, alegría y tristeza.
Pero se olvida, qué es cruz, y lo que pesa.
Que sigan sonando sones, que sigan.
Que sigan las sonrisas, que duren.
Pero que no se olvide, porque olvidar parece que no, pero también duele.

domingo, 20 de abril de 2014

¿Apariencia o realidad?

Hoy me planteo el tan traído y llevado tema de la apariencia.
¿Serán simple apariencia esas sonrisas que parecen perennes? ¿ese ánimo aparentemente incansable?
Me pregunto si realmente sólo soy yo la que se tambalea al viento cuando se me van de la memoria tus palabras y tus gestos.
Me resulta tan difícil creer que mi tristeza a veces constante pueda mantenerse cuando eres mi gran descubrimiento y al mismo tiempo seas el motor de esas caras amables que a la hora de la verdad nunca se encuentran, bueno, casi nunca.
Pero también me planteo si en el fondo no será envidia, mi envidia, por descubrir algo tan tan hermoso que no se puede comunicar con palabras y que se me traba en los gestos y en los día a día.
Cuál es la realidad y cuál la apariencia. Desde luego que la receta es fácil: "por los frutos los conoceréis".
Pero de nuevo ahí la duda. ¿Cuáles son los frutos auténticos? ¿Los de la entrega a deshora a pesar de las tristezas y las lágrimas, la inconstancia y el desánimo? ¿Los de la sonrisa eterna pero ausente en tantos momentos y esquiva en tantos otros? ¿O quizá ningunos? ¿O quizá ambos?
Ay, no juzgar...qué gran lección y qué fácil de olvidar...
Y al final, siempre me quedo con el ojalá...sólo ojalá...

miércoles, 9 de abril de 2014

Solo y siempre tú o cuestión de óptica

Cuánto tiempo de abandono efectivo, aunque no real. De presencia en la ausencia, y de sentimiento anhelante.
Ahora vuelvo con el deseo de esas gafas maravillosas que te hacen ver el mundo del color que probablemente es y que tantas veces cerramos los ojos y no vemos. Rosa, bueno o por qué no azulado, que siempre me ha gustado más. Pero no gris ni oscuro. No porque no me gusten esos colores, si no por la falta de luz que suponen a la hora de hablar de una realidad viva y dinámica que se mueve en cada día a día.
Y esas gafas al final no dejan de ser más que una forma de mirar, diferente, o quizá no tanto, quizá similar a lo que ya estabas viendo. Es la peculiaridad lo novedoso, es la constancia lo desafiante. Gafas en positivo, visión positiva, mirada positiva... todo positivo...
Y no puedes evitar la sonrisa, y hasta la ilusión por qué no, si además te suena ya a conocido. Y alguien que te dice "si eso es lo que ya haces en..."
Pero...al final un pero. No negativo, a pesar de la fama, pero sí necesario.
Esa sonrisa, esa ilusión, esas ganas y esas...gafas están muy bien ahora, ahora que ya las vives, y las practicas unas veces más y otras menos consciente. Pero ¿y antes? ¿y hace unos años cuando todo era gris? ¿Qué pasa si a alguien esas gafas se le vuelven escurridizas, o hasta le lastiman?
Y siempre la duda ¿por qué solo yo puedo verlo? ¿Acaso no es tan evidente que las gafas son solo lo exterior, que lo clave son las lentes y eso no deja de ser cuestión de óptica?
Y cómo no, detrás de ellas siempre un óptico, que te las amolda, te las diseña y sencillamente te las entrega y las mantiene.
Y es que al final, siempre un alguien, un Tú. Sólo y siempre...

domingo, 2 de marzo de 2014

Todo vuelve

Cuando la vida se te vuelve gris y de esfuerzos titánicos...
cuando el pasar cada segundo te duele más que si se te helara la sangre...
cuando la luz brilla tan poco que ni distingues los ojos abiertos...
cuando el mirar nada abarca, ni lo que buscas está a tu alcance...
Se hiela el tiempo, se hiela la sonrisa, se hiela la confianza.
Tiembla el corazón, tiembla la esperanza, tiembla el alma.
Duele el deseo, duele el temor, duele la duda, duele el camino.
Todo y siempre. Siempre todo, y todo vuelve.
Son los mismos elementos del cada día, son los mismos testigos del siguiente momento.
Duele la vida, pero sigue y brota. Duele el lamento, pero sigue y vuelve.
¿Y cuando no duele? ¿Y cuando no sigue?
¿Cómo puede no doler? ¿Cómo puede no seguir?
Todo y siempre. Siempre todo, y todo vuelve.

sábado, 15 de febrero de 2014

Soneto al amor

Un amor no es amor si no has dudado.
No es deseo si no queda un lamento.
Ni queda admiración sin un tormento.
No es pasión, aunque de ella va bordado.

No es del sueño y del suspiro soldado.
Es del día y de la luz su alimento.
Es del alma el mejor predicamento.
Y jamás será cruel ni despiadado.

Amor es vida, es fe, y mucha dulzura.
Es color, sonrisa, miedo y alegría.
Y es paciencia con gotas de mesura.

Amor no es ya, ni es aún, ni es todavía.
Pero es el todo, también locura.
Eres Tú, tu mirada y cercanía.


Aunque no te entienda

Cómo quisiera poder oírte, no me inventaría tus numerosas y posibles palabras.
Cómo desearía verte para no tener que inventar el fondo de tu mirada.
Cómo desearía entenderte para no inventar lo que puedas querer decirme.
Pero no puedo fingir tu ausencia. No puedo inventar tu presencia. 
Quisiera saber sin equivocarme. Mirar con certeza tus deseos. Caminar por tus pasos. 
Quisiera no confundirme en suposiciones. No temer falsas respuestas. 
Quisiera desear y desear sin que me falte el aliento ni me invada la tristeza.
Pero no puedo inventar lo que eres. No puedo fingir tu existencia.
Estás. Estás más claramente que yo misma. 
Vives en mí, aun cuando me cueste ser fuerte. 
Eres, y eres en mí, a pesar de mí misma. 
Te siento, aunque dude de mis propias experiencias.
Siempre, siempre Tú, y nunca tu ausencia. 
Te quiero. Y quiero mi vida en ti, aunque falle, me equivoque o mienta.
Quiero mi vida en ti, aunque me pierda, aunque no consiga seguirte, aunque no te entienda. 

martes, 11 de febrero de 2014

De suspiros y anhelos

Qué es un secreto sino una verdad a medias.
Qué es una sonrisa sino una palabra mutilada.
Qué es un deseo sino un profundo grito del alma.
Y la vida...la vida no es sino un camino que se extiende en el horizonte sin encontrar una meta.
Y el amor...el amor no es sino el motor del alma que recorre a su encuentro la senda.
Llora a la vez y ríe, no es sino una lágrima.
Huye a la vez que tiembla, no es sino un suspiro.
Hiere a la vez que ama, no es sino una caricia anhelada.
Y la nostalgia...la nostalgia no es sino el temor a perder el presente cuando se vuelve pasado.
Y el consuelo...el consuelo es tu inmensidad respirando por ti e inundando tu pecho...

Inconstancias

Soplan buenos deseos, inspiraciones, consuelos y bonitas palabras...
La propia realidad se hace presente en cada suspiro y cada sonrisa, sin mayor tregua ni con más pisadas.
Pero el viento torna fácil. No sólo las nubes, las ramas o las olas, sienten su fuerza.
La misma vida se vuelve quebradiza ante tan diferentes vientos.
La luz se vuelve oscura, la claridad opaca, la sonrisa vacío, y el silencio frío.
Ya no son consuelos, son desaires, ya no son deseos son lagunas alejadas y sombrías.
Todo cambia, todo cambia.
Y vuelve a girar la confianza tomando el timón de ese barco aparentemente a la deriva.
Ya no hay frío, ya no hay sueño, ya ni siquiera hay deseo. Es realidad, es abrazo, es ternura, es destello.
Te ciega nuevamente su sonrisa, te inunda nuevamente su palabra, el corazón de nuevo palpita.
Y otra vez el desconcierto. Cómo puede todo cambiar en tan poco tiempo...
¡Ay si la constancia fuera un defecto!
De la gran virtud al acecho, tiembla cielo, huye suelo, cambia luz, susurra viento.
Y a pesar de todo tu luz, y en todo tu aliento...

lunes, 20 de enero de 2014

Dejar...y dejarse

Duele dejar. Duele dejar atrás, recuerdos, momentos, vida. 
Duele dejar personas, esperanzas, ilusiones perdidas. 
Y la vida no deja de ser eso, dejar... 
Solo dejando se puede seguir avanzando. Solo quien deja amarras sigue adelante. 
Pero duele, duele dejar. 
Y duele, hasta más, dejarse. 
Dejarse llevar, seguir la corriente, seguir el ritmo. Parece fácil, parece cómodo.
Salvo cuando te enredas y enredas y al final... no encuentras fin... solo que duele...
Pero si no te dejas tampoco avanzas, tampoco creces, tampoco vives...
Paradoja enigmática del dolor, dejar y dejarse, sanar y arrancar, parar y avanzar, seguir o quedarse...

Haciendo camino

Ser felices, ¿quién no anhela ser feliz?
Todo en la vida parece encaminado a ese fin.
Y sin embargo, cuántas veces cuando vuelves la vista te encuentras en mil derroteros que te enredan como laberinto y te alejan de esa ansiada meta.
Son tantas las ocasiones en las que la tristeza parece empañarnos el camino.
Y otras tantas en las que la niebla parece hacerlo desaparecer.
Pero quizá son más aún las veces en las que directamente no hay camino porque hemos perdido el norte.
Para todo hay ayuda, para todo hay consejos, para todo hay remedios.
Pero ¿quién se atreve a buscar en sí mismo las causas por las que no encuentra ese camino?
Es más fácil quizá quedarse en los pasos intermedios, el trabajo, las relaciones, la salud,...
¿Quién se busca a sí mismo en el día a día? ¿Quién recupera el camino para no perderlo?
Quizá es que ni siquiera haya camino, quizá esa meta se desvanece y no lo es, no es fin de trayecto, ni siquiera trayecto, sólo eres tú mismo, la forma en que te afrontas, haces y te dejas hacer camino...

viernes, 17 de enero de 2014

Apatheia





Me falta la constancia, se me olvida la raíz, me empeño en controlarla en lugar de disfrutarla, me tambaleo en la ambivalencia y hasta parece que a veces la espanto, pero siempre está ahí, aún de forma intermitente, pero está ahí, como siempre...,gracias amiga por recordármelo, pues no deja de ser su sello. 

sábado, 4 de enero de 2014

Dulzura

Dulce mirada que se te clava y en tus pupilas sigue perenne.
Dulce recuerdo que se te enquista y no quiere borrarse.
Dulce ausencia que no deja de estar a su modo presente.
No sé si es fingido, no sé si es sueño, no sé si es real. Pero sí sé que es vivido.
Triste nostalgia, triste retorno, triste rutina que la locura aleja.
Dulce y triste, temido y ansiado tiempo.
Ver las horas pasando minuto a minuto cuando quieres que se detengan.
Y ver los días que como anclas pesadas se detienen y no avanzan.
Temer tu efecto y ansiar tu premio.
Y mientras, sigues con la mirada, el recuerdo y la ausencia prendida en tu cuerpo.
Con esa luz que brilla sin apagarse.
Con esa palabra dulce que te serena y te aplaca.
Con esa sonrisa dulce que te arrastra y te alienta.
Con esa dulzura tierna que te esponja el alma.
Y te hace mirar arriba, te remonta...
Quizá con deseo, pero más bien con miedo.
Ansiado y temido tiempo.