Son de esos momentos en los que millones de cosas a la vez me cruzan, aparentemente desconectadas, por la mente. Y son de esos momentos en los que echaría de menos esa "nothing box" masculina tan inimaginable para mí.
Pero al final, no dejo de ser yo, de seguir esas miles de conexiones por segundo y, finalmente encontrarles un posible sentido.
Recuerdo especialmente a aquellos profesores que tuve y por los que tengo claro que si fui buena alumna fue gracias a ellos. En lo que no lo fui, fue responsabilidad mía.
Qué diferente es percibido esto hoy en día. No sé si es más injusto o no. Sé que me es muy extraño.
Como me es tan tan extraño este mundo, loco quizá, que hemos construido.
Veo a los niños "aparcados" desde los 3 años en los colegios, "condenados" a vivir así ya de por vida prácticamente. Es lo normal para poder vivir en sociedad, nos decimos muy convencidos. Para poder trabajar, para poder viajar para conocer mundo, salir, entrar y disfrutar, ir al gimnasio, tener una casa, una hipoteca posiblemente, y a Dios gracias, y hasta un perro, y niños... a los que llevar al colegio con 3 años para que vuelvan a repetir la cadena...
Y por supuesto eso es una vida plena y feliz. (Ya si te toca alguna desgracia o enfermedad es mala suerte y sobrevivirás como puedas).
Y cuando hasta nerviosa me pongo viendo esas avalanchas a diario de padres y niños en los colegios, con las respectivas colas de coches, malos gestos y casi hasta empujones...cuando resulta que no me gustan los perros, ni los gimnasios, ni viajar, ni tener hipoteca, en un mundo que va a una velocidad mecánica e impulsiva... y me acabo topando con que hemos criado jóvenes capaces no ya saltarse un paso de peatones con el coche, si no de bajarse y dar un puñetazo a un anciano, porque le reprocha lo mal que lo ha hecho, causándole la muerte con la caída mientras el joven sale huyendo impasible con su coche...además de que se me caen las lágrimas, no puedo pensar más que me he equivocado de rumbo, de vida, de planeta y de universo...si es que en algún momento hubiera tenido la oportunidad de poder elegir.
¿Qué estamos haciendo? ¿Qué nos estamos dejando hacer?
Y forzosamente vuelvo a mis maestros. Aquellos que sabían ponerse en la piel de cada autor que me explicaban, hasta el punto de hacerme dudar de cuál era realmente la posición que defendían porque de todas parecían estar impregnados y a todas les hacían una crítica.
No sé que habrá sido de aquel gran hombre, Eleuterio, si aún caminará por estas sendas o disfrutará ya de las eternas. Esté donde esté, mi recuerdo y agradecimiento.
No sé si lo hago mejor o no, pero sí sé que gracias a él, y a otros tantos, puedo cuestionarme a mí misma, puedo poner en duda cualquier cosa en la que creo y puedo resistirme a una felicidad de mercado, de cadena de montaje y de manual de instrucciones, cuya maldición te perseguirá si no cumples fielmente.
Me resisto a pensar la facilidad con la que se pueden manipular las mentes desde la tierna infancia y bajo la supuesta bandera de la educación, sea del tipo que sea.
Mi lucha no es otra que cuestionarme y poder transmitir la importancia de poner en duda hasta el camino por el que circulas, hasta lo que te estoy cuestionando.
Seguro que es una locura...seguro que moriré en el intento...que la cosecha, tras muchos años sembrando, como mucho dará un manojito de hierbabuena para el puchero. Aún así merecerá la pena. Muchos me han precedido y me han servido de ejemplo. Por ellos, gracias.