domingo, 18 de enero de 2015

Cuando no tengo nada que decir

"Año nuevo, vida nueva" y esas cosas que se suelen decir... pero al final el tiempo pasa y todo sigue igual... Piensas y piensas pero tienes tan poco que decir...
Y hasta eso me resulta importante. ¿Qué pasa con esos momentos en los que no tienes nada que decir? La comodidad lleva a tirar la toalla, a desaparecer, a dejar de estar porque parece que algo falta, algo falla, o que ya no es lo mismo y la chispa ya no existe porque desapareció o porque no parece que vaya a surgir. Sin embargo, creo firmemente en los momentos en los que nada hay que decir. Cuando no hay nada que decir es cuando más se necesitan las presencias, cuando más se echan de menos y se notan las ausencias, cuando más duelen las indiferencias.
Saber que estás, aunque no sepas, o no tengas nada que decir. Estar ahí, sencillamente estar ahí...
Sería mucho más fácil notar su día a día, el de verdad, el que aparentemente no dice nada y sin embargo no deja de estar, y está siempre. Gracias.
Espero ser así, con tantos nombres que se me vienen a la mente, a los que extraño, a los que recuerdo y quiero,... aunque los días pasen porque no tenga nada que decir...