domingo, 24 de noviembre de 2013

Siempre al final

Rabia, coraje, y hasta ira...
Te rebelas y te enfadas con el mundo... y al final para qué... tienes que acabar claudicando, bajando la cabeza y hasta entrando por el aro sin remedio... porque no puedes hacer, ni siquiera elegir ninguna otra cosa...
Condena a ser así, condena a asumir y vivir lo que toca, por más rabia que te dé, por más coraje y más ira que en ti provoque.
Impotencia porque ves lo que otros no ven, ceguera para no ver lo que otros sí ven, condescendencia para no hacer de tu voluntad el filo de espada que a veces desearías, y al final, siempre al final, tragar y tragar, sus deseos, sus desaires, sus desplantes, razonables o no, acertados o no..., porque nada hay, porque nada espera, porque nada vive..., vale, sí, pero las ilusiones no se crearon solas...,
Y te resistes a creer en tanta mala idea junta, y al final, siempre al final, piensas y te convences que la indiferencia, la distancia, la supuesta cordura, control y sabiduría, sólo son la pose de la insensibilidad más enorme y de los complejos más duros, y te sientes libres de ellos, al menos de algunos, porque das la cara, y chillas y pataleas, pero no te callas ni te escondes...Y siempre al final llega la calma, y el deseo de borrar todo, y de olvidar, y de pasar página, porque nada tiene más sentido que saber que tu vida no es un simple vacío como el de muchos, vale y vale mucho, porque es entrega, es sincera y es cariño...

Sueños...y nada más

La facilidad para soñar y soñar, para volar y vivir en mundos fantásticos que no tienen fin, y que te fabricas sin pensar en las consecuencias que tienen, ¿de dónde saldrá?
Es curiosidad quizá malsana, de entender esa facilidad para encumbrarse, despistarse y evadirse de cualquier situación que suponga realidad.
Insisto, es tan tan fácil.
Quizá tanto como lo es la caída en picado cuando te despiertan, normalmente a guantazos. Difícil es la situación en la que delicadamente te vuelvan a la realidad y al rodar de la rutina diaria. Estaría bien, pero no es lo que suele pasar.
Es más típico elevarse y elevarse, y vivir una linda fantasía en la que de vez en cuando te repiten, no pero no te ilusiones, cuando ya es tarde, muy tarde.
Realmente los pies no se han movido del suelo, pero te has sentido elevar y al final el regreso duele como la mayor de las caídas.
Aunque me pregunto qué duele más, el amor propio o el orgullo herido. Darte cuenta de que ese sueño no podía ser para ti y aún sabiéndolo habías intentado seguir soñando para ver si en el sueño podía ser.
Esperar el milagro que te convenciese de que quizá sí podría ser. Y despertar por los suelos de los ánimos entendiendo que no hay nada que entender porque no había cambiado nada de nada.
Estás tú, tu rutina, tu caminar, tus temores y tus luchas y nada más. Siempre ese nada más. Da rabia, impotencia...pero nada más. Menos mal que en el fondo sabes quién se oculta detrás...

domingo, 10 de noviembre de 2013

Sin importancia

Con lo fácil que parece...con lo fácil que es... y no hay manera...
Una se vuelve terca y por más que escuche y escuche la misma cantinela... no hay manera...
¿Por qué es tan fácil la inercia, el dejarse llevar aún sin querer, de las cosas que tanto inquietan?
¿Por qué cuesta tanto hacerse fuerte en la sencillez y en la tranquilidad que se conoce?
Te repites no y no y no, pero al final siempre acabas en la misma red tejida en tu entorno.
Por más que te vuelvas, por más que te gires para desenredarte ahí estás, te descubres...
Rodeada de tantas y tantas ideas, momentos, temores, caprichos y hasta obligaciones...
Inmersa en un todo que a veces se vuelve negro de tanta espesura...
Y por fin te paras y enfocas de nuevo, para ver que cuántas son cosas sin importancia...
O más bien todas.
¿Qué vale realmente la pena? ¿Acaso puedes restar un minuto a tus anhelos?
¿Acaso puedes añadir un segundo más a tus aspiraciones, o peor, a las de otros?
¿A qué tanto correr, tanto abarcar, tanto ansiar, si hasta el último pelo de tus cabellos está contado?
"Nada nuevo bajo el sol", y lo fácil que se olvida!! 

domingo, 3 de noviembre de 2013

Olor a otoño

Olor a hojas secas, a leña todavía húmeda y a chimeneas que ya empiezan a crujir.
Olor a frío, a color dorado, a luz demasiado tenue.
Olor a ausencia, a huequito en el alma, a necesidad de abrigo.
Sabor a misterio, a penumbra, a nostalgia de tiempos pasados.
Sabor amargo a la melancolía que se resistió a partir.
Sabor a incierto, a camino seco, a pasos y risas vacías.
Susurra el viento en las mejillas,
acarician los últimos rayos de luz,
se disipan los colores de la tarde,
huele a nuevo y sabe añejo,
todo pasa, y ya no estás tú.
Hojas secas, pisadas que crujen, camino que empieza, vereda incierta...
Colores pálidos, luces distintas, miradas que brillan...
Viento que sopla, sonidos que resisten...
Todo pasa, todo vuelve, todo empieza, y sigues Tú.