Ahora quiero escribirle al amor platónico. Pero no, no a ese filosófico y teórico que queda en el simple aire.
Al amor real, pero ficticio... Al amor concreto pero irreal... Al que mueve locuras y aplaca imposibles...
Al que sientes cuando tu vida se mueve sin tener claro el horizonte.
Al que te impulsa cada mañana para seguir viviendo y amando cada aspecto de tu vida.
Al que expresas en cada gesto y cada trazo de tu trabajo o esfuerzo.
También al que sientes por esa persona que ilumina tus sonrisas y hace firmes tus sueños.
A la complicidad que envuelve cada gesto, y sobre todo cada pensamiento.
A la realidad que te niega todos esos momentos que con tantas fuerzas desearías.
Al secreto que se alberga en tu alma como el mayor de tus tesoros y premios.
Al reto en que convierte cada palabra para decir justo lo que quieres y no lo que no controlas.
A la esperanza de conquistar ese horizonte imposible dentro de tus suspiros.
Al suspiro que se te escapa cuando te das cuenta que es eso, platónico, irreal, soñado, imposible...
Pero amor al fin y al cabo, hijo de ese Amor que todo envuelve, que todo acoge, que todo pule...
Y aunque sea un sueño, aunque sea imposible, es su reflejo, es su luz, es su testigo, y estará ahí...
Vivirá ahí, cada día, cada despertar, en lo más hondo de tus deseos y de tu sentir...
Al amor real, pero ficticio... Al amor concreto pero irreal... Al que mueve locuras y aplaca imposibles...
Al que sientes cuando tu vida se mueve sin tener claro el horizonte.
Al que te impulsa cada mañana para seguir viviendo y amando cada aspecto de tu vida.
Al que expresas en cada gesto y cada trazo de tu trabajo o esfuerzo.
También al que sientes por esa persona que ilumina tus sonrisas y hace firmes tus sueños.
A la complicidad que envuelve cada gesto, y sobre todo cada pensamiento.
A la realidad que te niega todos esos momentos que con tantas fuerzas desearías.
Al secreto que se alberga en tu alma como el mayor de tus tesoros y premios.
Al reto en que convierte cada palabra para decir justo lo que quieres y no lo que no controlas.
A la esperanza de conquistar ese horizonte imposible dentro de tus suspiros.
Al suspiro que se te escapa cuando te das cuenta que es eso, platónico, irreal, soñado, imposible...
Pero amor al fin y al cabo, hijo de ese Amor que todo envuelve, que todo acoge, que todo pule...
Y aunque sea un sueño, aunque sea imposible, es su reflejo, es su luz, es su testigo, y estará ahí...
Vivirá ahí, cada día, cada despertar, en lo más hondo de tus deseos y de tu sentir...