viernes, 21 de agosto de 2015

¿Cuestión de educación?

Sé que la gran mayoría ve la causa de la falta de civismo y respeto, y también la solución, en la educación o la falta de ella, y yo supongo que debería creer también en ello ciegamente, pero no es así.
Cada vez me chirría más pensar, además de que no lo veo, que por más que repitas o insistas a alguien en algo "de buena educación" por eso lo vaya a hacer.
Los modales son cosas de casa, se repite por todas partes, y todavía cuando es cuestión de algún gamberrete que por rebeldía quiere llevar la contraria de lo que le han enseñado...puede.
Pero por poco que te hayan educado o enseñado, en la vida no se deja de aprender y no me cabe en la cabeza que si tú ves que tu costumbre va en contra de los demás aún así la hagas. No me cabe en la cabeza que sea cuestión de educación, ni siquiera de cultura, que un señor, ya bien madurito, esperando para salir de un avión se dedique a poner sus pies en el apoyabrazos teniendo a todo el pasaje alrededor y a sus acompañantes de vuelo justo al lado, además estupefactos. No puedo admitir que eso sea porque no lo educaron así...pues mire usted a mí no me dijeron expresamente que eso no se hace y no por ello me dedico a hacerlo, quizá porque tengo dos dedos de frente para ver qué cosas son o no aceptables.
Así que no, no me convence que sea todo cuestión de educación. No lo veo. Y menos cuando la educación hoy en día se aleja tanto de los temidos castigos que de alguna forma podían coartar en algo las inclinaciones negativas, que no por ello eliminarlas, o incluso esconderlas hasta que brotasen con más fuerza y rabia.
Te pueden enseñar, repetir, insistir y aburrir hasta el cansancio, qué está bien y qué no lo está. O sobre todo la importancia del respeto a los demás y a lo que te rodea. Pero ¿de qué depende que hagas caso? ¿de eso? ¿de que te lo hayan dicho? ¿del número de veces o el modo en que lo hicieron? ¿de que fuera en casa y no en la escuela o al contrario, o en ambas? ¿de que luego lo veas?
La persona que atropella todo lo que tiene a su paso, mobiliario público, animal desvalido,... incluso indigentes, ¿es porque no lo han educado en que eso no se hace? ¿o porque no se lo dijeron las veces suficientes o porque no lo hicieron de determinada manera?
Algo en mí se resiste a creerlo. No sé qué hay en el fondo humano para todo esto, pero estoy convencida de que lo hay o deja de haber, y por eso nuestras conductas y reacciones.
A veces cuestión de autoestima (incluso me atrevería a decir que las más de las veces), porque parece la única forma de hacerte sentir fuerte o importante, imponiéndote por encima de los demás...
Pero sobre todo, cuestión de consideración. Ser considerados, con nosotros mismos y con los demás. Considerar a los demás con las mismas necesidades y derechos que tenemos nosotros mismos. No considerarnos mejores que nadie, simplemente porque no lo somos. No seremos inferiores, vale, pero superiores nunca. Considerar a los demás y a lo demás intocable, respetable, importante, tanto como lo puedes ser tú mismo. Considerar y entender que no tienes derecho a atropellar a nada ni a nadie, sencillamente porque no eres mejor que nadie...Aquí está el quid de todo el problema cívico para mí.
Eso sí, mi problema...No recuerdo que me lo enseñaran...tampoco cómo lo aprendí y lo sigo aprendiendo... ¿Esto se lleva dentro? ¿se aprende? ¿se enseña? Y sobre todo ¿cómo?...




lunes, 17 de agosto de 2015

En la calle

En la calle de la agonía
vivo sin fin mi desaliento,
las alegrías son las menos,
y desaparecen al momento.

En la calle de la tortura
se oyen gemir mis lamentos,
los sueños vuelan airados,
y los deseos quedan desiertos.

Se cruzan las miradas,
pero no hay encuentro.
Suenan las palabras,
pero solo es eco.

Vibran las caricias,
pero solo es miedo.
Suben los suspiros,
pero caen al suelo.

A la calle de la esperanza,
donde huyan mis tormentos,
quieren mudarse mis pasos,
a vivir sin descontento.

A la calle de la sonrisa,
donde brotan sentimientos,
quieren mudarse mis ojos,
a dejar de vivir mintiendo.